Menhir del Ángel
La piedra artificial más antigua de Barcelona se encuentra en pleno barrio de Pedralbes. Los transeúntes la descartan como un "malentendido" o un "error del arquitecto", pero en realidad, su ubicación no es casual. Es un lugar con un poder mágico.



En la Edad Media, el Monasterio de Pedralbes estaba rodeado por una vasta muralla, de la que solo quedan dos torres de vigilancia y una puerta, una en el lado oeste y otra en el este. Una enorme piedra aún se puede ver justo en el centro de la puerta oeste; de hecho, es solo la punta de una enorme piedra llamada el Menhir del Ángel. Es el objeto artificial más antiguo de Barcelona. Según una leyenda, si se golpea la cabeza de este menhir, se pueden oír las voces de los ángeles en su interior.
Hace más de 7000 años, durante el Neolítico, se erigían menhires en los cementerios. Servían como paso al otro mundo. La piedra también cumplía otras funciones: protegía de animales salvajes, ladrones y, sobre todo, de la muerte. La piedra era indestructible, y las almas, tras la muerte, penetraban en ella y se convertían en eternas. Las formas fálicas de las piedras prehistóricas respaldan esta teoría, ya que el falo se consideraba símbolo de longevidad y fortaleza. Cuando se construyó el monasterio, se colocó una puerta en el lugar donde se encontraba el menhir para que la antigua piedra protegiera la entrada.
Los menhires también servían como lugar de “recarga”: la gente acudía a ellos para reponer energía y fuerza.
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